Calladas Nunca Más.

Calladas Nunca Más.

El siguiente artículo que fue escrito hace varios años y fue publicado en la Web de Andevi en el año 2007.
No por ello ha dejado de tener actualidad, ya que la situación en relación a la defensa de la vida no ha cambiado sensiblemente desde entonces en Estados Unidos de América, en Europa y en el resto del mundo.
Comentarios de la Dr. Georgette Forney al artículo de una médico llamada Ms. Bazelon, publicado en The Human Life Review en la primavera de 2007. Bazelon se opone a las mujeres que promueven la campaña “Silent No More” Awareness Campaign (Campaña de Concienciación “Calladas, nunca más”); es decir, contra las que desean advertir a las mujeres del engañode los que quieren que no tomen conciencia –que se den cuenta— de lo que les sucede a las que se someten al aborto provocado. Una de sus mayores  secuelas, que se quieren ocultar, es el Síndrome post-aborto, en inglés P.A.S.

(Post Abortion Syndrome). Georgette Forney es una de las cofundadoras de la campaña “silent no more”. D. Jose Luís González Simancas ha traducido algunos párrafos literales de su escrito que nos conviene tener en cuenta.

<< La autora expresa preocupación por el hecho de que las leyes estatales de consentimiento informado, que alertan a las mujeres de los riesgos físicos y emocionales asociados al aborto, son falsas; y hace notar que la ley de Dakota “exige que los médicos proporcionen a las pacientes una información oficial por escrito que facilita que se establezca una conexión entre el aborto y el riesgo de suicidio, aunque no se haya probado una conexión causal”.

Lamentablemente, la autora no conoce el estudio titulado “El embarazo asociado a la mortalidad después del nacimiento, y después del aborto espontáneo o del aborto provocado, en Finlandia 1987-2000”, publicado en la Revista Americana de Obstetricia y Ginecología, en 2004.
La investigación mostró que el índice de mortalidad asociado al aborto es 2.95 veces más alto que el asociado a embarazos llevados hasta el final.
En mujeres no embarazadas hubo 57.0 fallecimientos por cada 100.000 comparados con los 28.2 de mujeres que completaron su embarazo; 51.9 de mujeres que sufrieron aborto espontáneo; y 83.1 en mujeres que practicaron el aborto provocado (un  índice de mortalidad 46 por ciento más alto que el de mujeres no embarazadas).
El estudio reveló también un aumento siete veces mayor de muertes por suicidio en las mujeres que abortaron. En el estudio se incluyó a  toda la población de mujeres entre los 15 y los 49 años de edad, en Finlandia, de 1987 al año 2000”.
En otro párrafo, Ms. Bazelon por fin menciona la Campaña de Concienciación “Silent No More” (“Calladas, nunca más”) Irónicamente, después de haber dedicado al menos ocho horas haciéndome entrevistas por teléfono y también en persona, el único comentario que hace sobre la Campaña carece de importancia respecto de nuestro trabajo para acrecentar la toma de conciencia.
Además de estas faltas de precisión y contradicciones, todo el artículo está plagado de cifras fiscales de los diversos grupos pro-vida que menciona.
Bazelon parece insinuar que el esfuerzo para hacer ilegal el aborto es principalmente una propuesta para hacer dinero. Es consciente de que el apoyo público al aborto está declinando, y así lo que se propone hacer es perjudicar el control, desacreditando el motivo de nuestra ayuda a las mujeres.
En dos lugares del artículo, presenta la prohibición del aborto en Dakota del Sur y de los juicios pendientes, como estrategias de utilización de las mujeres y de su dolor; nunca reconoce nuestra auténtica preocupación por las mujeres y los niños.
Cuando el artículo se suponía que versaría sobre el Síndrome Post-Aborto (PAS), la autora nunca define lo que es, explicando sus síntomas, o hablando de las numerosas historias de la vida real de las que estuvimos hablando como ejemplos del síndrome. En vez de tratar del PAS, como indica el título, el artículo nos presenta a los que trabajamos con las mujeres heridas por el aborto como, extremistas, legalistas y manipuladores, y en desacuerdo con el resto del movimiento pro-vida.
El artículo de Bazelon podría haber ayudado a muchas mujeres y bebés aún por nacer, con sólo haber compartido un poco más con sus lectoras los relatos de mujeres y los siguientes diez hechos sobre el aborto de los que yo charlé con ella.
(También pueden ver, o leer o escuchar los numerosos testimonios, en www.SilentNoMoreAwareness.org).
  1. El aborto produce problemas emocionales y de conducta en las mujeres.
>Después de un aborto, muchas mujeres se encaran a un aumento en el uso de drogas y/o de alcohol para paliar su dolor, el insomnio recurrente, y las pesadillas, los desórdenes en la comida, sentimientos proclives al suicidio e intentos de suicidio. Experimentan dificultades para mantener o desarrollar relaciones, así como soledad, aislamiento, enfado, temores ante lo desconocido, indecisiones, y sentimientos de odio a sí misma. Desde 2001, se han elaborado 15 estudios que se centraron los efectos psíquicos del aborto.
>Estos estudios subrayan el hecho de que la medicina basada en datos objetivos no apoya la conjetura de que el aborto protegerá a las mujeres de un “daño serio” a su salud mental. Se indica todo lo contrario.
  1. El aborto produce problemas físicos en las mujeres
>Los que abogan por el aborto afirman frecuentemente que llevar un embarazo no deseado hasta el final es más perjudicial que el aborto. Pero toda la investigación y la experiencia personal de las mujeres nos dicen algo más.
>En los Estados Unidos, más de 140.000 mujeres tienen inmediatas complicaciones médicas debidas al aborto.
>Los riesgos de salud a largo plazo incluyen un mayor riesgo de cáncer de mama, de cuello del útero, y de ovario. El aborto puede también causar infertilidad debida a histerectomías, enfermedad inflamatoria pelviana y aborto espontáneo.
>El aborto puede causar las siguientes complicaciones durante los futuros embarazos: nacimiento prematuro, placenta previa, y embarazo ectópico.
  1. Las mujeres aún mueren por el aborto
>Las mujeres todavía mueran al practicarse el aborto y por las complicaciones que ocurren después.
>Los estudios también muestran que las mujeres con antecedentes abortivos tienen un mayor riesgo de muerte por una variedad de causas después del aborto.
  1. El aborto afecta espiritualmente a las mujeres
>Muchas mujeres se alejan de Dios, o temen a un “poder superior” porque en lo profundo de la intimidad, nos consta que hemos quitado la vida a otro ser humano.
  1. A las mujeres se les presiona y coacciona por la familia, los amigos, empleadores, instituciones de enseñanza, o rapiñeros sexuales, para que aborten.
>En algunos casos, los padres amenazan con echar de casa a la muchacha; novios y maridos amenazan con marcharse; o se dice a las mujeres por amigos bien intencionados que tener un niño destruirá sus vidas y que, sencillamente, han de abortar.
  1. El aborto afecta negativamente a las futuras relaciones de las mujeres
>Después, pasamos a luchar con cuestiones relativas a la confianza, ¿Cómo podemos fiarnos, confiar en los que decían amarnos y luego consintieron que pasáramos por un doloroso aborto?
>Eso afecta a cómo nos relacionamos con los hijos que tengamos en el futuro.
Algunas veces no podemos enlazar con ellos o les sobreprotegemos.
>El aborto se oculta con frecuencia a los esposos, hijos o parientes. Si nos proponemos acudir a que nos sanen, entonces tenemos que decírselo. Y el comunicarlo a otros nos lleva a una serie de otros problemas y preocupaciones.
  1. El aborto es una forma de cura sin importancia que permite a la sociedad abandonar a las mujeres.
>Nuestra cultura ha hecho que contemos con el aborto, hasta el punto de que los individuos o las corporaciones eclesiásticas no tengan por qué implicarse en la atención a las actuales viudas y huérfanos. Lo corriente es liberar a muchos hombres de hacerse responsables de su promiscuidad sexual.
>El aborto acaba por no considerarse una opción entre otras y se convierte en la única opción porque se ha agotado todo el apoyo afectivo y económico. Los amigos se rebelan ante la ley y están totalmente de acuerdo con promover el aborto para evitar preocupaciones.
  1. El aborto es una forma de racismo contra las mujeres pobres o de minorías étnicas.
>La Planificación Familiar describe a sus principales clientes como mujeres jóvenes, de renta baja, o de color. Las mujeres negras o hispánicas representan sólo una cuarta parte de las americanas en edad de concebir, pero cuentan por más de la mitad de los abortos practicados en los Estados Unidos.
  1. El aborto ha conducido a un aumento de la violencia contra las mujeres embarazadas.
>Según un informe sobre mujeres vapuleadas, el blanco de las lesiones durante el embarazo va desde su cara y pechos a sus abdómenes embarazados, lo que sugiere una hostilidad hacia la fertilidad. Se está  literalmente matando a las mujeres que rechazan el aborto. La principal causa de muerte durante el embarazo es el homicidio. En un estudio sobre muertes por violencia en mujeres embarazadas, una de cada cuatro fueron asesinadas durante las 20 primeras semanas de embarazo.
  1. El aborto compromete la identidad femenina: quiénes somos como mujeres .
>Las mujeres están para dar vida y desarrollarla. Cuando abortamos, interferimos con el proceso natural de la procreación y eso deja una huella en nuestro corazón, huella que negamos con frecuencia, pero que nunca desaparece.
>Si Bazelon hubiese escrito un artículo diferente, podría haber tenido un efecto positivo en la vida de millones de personas, ayudándoles a considerar los verdaderos efectos del aborto en las mujeres. En lugar de ello, ha decidido tomar parte en una difamatoria actividad pro-abortista.
>Pocos días antes de que se publicase su artículo, supe que Emily Bazelon es prima de la cofundadora de NARAL (Asociación Nacional para la Revocación de las Leyes contra el Aborto) Betty Friedan, y abuela del juez pro-abortista David L. Bazelon.
Me pareció irónico que la señorita Bazelon terminase su artículo dando por supuesto que nuestro sufrimiento puede explicarse simplemente con la teoría del “contagio social”: lo que puede que exprese mejor su necesidad de intentar desacreditar el dolor de las mujeres que abortan.
>Me gustaría que ella y los miembros pro-abortistas de su familia pudieran contemplarme cuando me siento en el suelo de alguna parroquia, de una casa, o de un centro de acogida, sosteniendo a una mujer que, entre sollozos, comienza a reconocer y a lamentar la pérdida del bebé que ha abortado. Es un dolor real y verdadero, que se palpa, y que merece misericordia y compasión.
Si los que abogan por el aborto son capaces de respaldar el derecho de la  mujer a abortar, ¿por qué no pueden respaldar también el derecho de la mujer a arrepentirse de su elección?